Gaspar de Figueroa Saucedo
Gaspar de Figueroa Saucedo fue un importante artista del período colonial Neogranadino, que nació en San Sebastián de Mariquita, Nueva Granada (actual Colombia), probablemente en el año 1590. No se tiene certeza sobre su fecha de nacimiento, pero se estima que vivió alrededor de 56 años, según un documento del Archivo Nacional de Colombia en Bogotá, sección histórica, en el que Gaspar de Figueroa, el viejo declara en 1650 en Santafé ser vecino de la misma ciudad y tener 56 años más o menos.
Gaspar de Figueroa perteneció a una familia de pintores, originaria de Sevilla, España. Sus padres fueron Baltasar de Figueroa y doña Catalina de Saucedo, quienes también fueron vecinos de San Sebastián de Mariquita, donde nacieron sus hijos legítimos, Melchor y Gaspar.
Gaspar recibió sus primeros conocimientos en pintura de su padre, Baltasar de Figueroa. Fue un artesano que enseñaba las bases esenciales de su trabajo a un grupo de nuevos artistas, entre quienes se encontraron Alclérico Gregorio Carballo de la Parra, Juan Bautista y Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos.
Gaspar de Figueroa se alistó en las filas del ejército, habiendo obtenido el grado de Alférez. Su desempeño fue en el arte colonial Neogranadino, habiendo llegado a ocupar destacados lugares como maestro en el arte de la cultura de la pintura, realizando la mayor parte de sus obras en Santafé de Bogotá.
La obra de Gaspar de Figueroa se centró en estampas religiosas, habiendo realizado más de varias docenas de arte, de las cuales hoy se pueden contemplar muchas de ellas, en la Iglesia de Santa Clara, hoy Museo de Arte Religioso de Santa Clara en Santafé de Bogotá. Algunas de sus obras más destacadas incluyen: San José con el niño, Arzobispo Hernando Arias de Ugarte, Santa Clara de Asís, El Redentor. En sus lienzos siempre guardó las proporciones de un buen pintor: composición, escenas, colorido, contraste sobre el espacio, movilidad, tratamiento de telas, anatomía y expresiones.
Gaspar de Figueroa Saucedo falleció en Santa Fe de Bogotá el 12 de diciembre de 1658, y fue enterrado en la Iglesia de la Señora de Santa Bárbara, en la sepultura que en el altar mayor tenía en el lado del Evangelio, tal como lo había ordenado en su testamento. Su legado en el arte colonial neogranadino sigue siendo relevante hasta el día de hoy.